Sería tan hermoso rubricar un manifiesto por cada ser humano, me ayudáis a erigir con la palabra escrita un monumento virtual en la red que honre a sus memorias, ellos merecen ser los elegidos como los próximos portadores de la llama que nos habrá de iluminar.
Les necesitamos tanto como a un nuevo amanecer que renace en agua miel para con estos tiempos tan difíciles en los que nos ha tocado vivir.
Los indigentes para mi sois como héroes, como puro aliento en estratos de esperanza. ¿Les dejamos a solas? No, nunca, desde luego que no, mejor les traemos con nosotros porque es ahora cuando más les necesitamos.
COMIENZA UN MANIFIESTO.
Os recordare siempre desde Bombay porque allí me quede.
Por donde los nombres nos asaltan y nos tientan con sus coronas de silabas como perlas y turquesas selladas de orígenes para conocer sus enigmas y los misterios tan olvidados.
Arianna, tan sonoro e hirviente. Amanda, sencillo, armonioso y tan cercano. Cleopatra, la amazónica egipcia, castillos, reinas y héroes. Azul, estático, mi preferido como Azul de Inés de María, armonioso, arrítmico y tan recargado de Francia, pero hoy como hundido y perdido en las religiones cristianas.
Petra, como la ciudad de piedra mas amada incrustada en la heroica roca tan elevada y deforme, tan alejada.
Y por donde se nos evapora la razón. Ahora en Bombay.
Hasta en las más míseras vidas que nada tienen y nada envidian; ellos, los mismos que siempre sonríen y agradecen nuestra presencia.
Que maldad habrán de poseer con la carencia de tanto en estos humildes gigantes de la impropiedad de solo abastecerse de salmos cuando les son leídos o contados.
Se hallan tan carentes de ingenio y de picardía en una bóveda de chabolas demacradas cuando solemnes viajan descalzos sobre sus pies sin mostrar el menor interés por lo que crece fuera de un entorno tan estéril como inerte a sus ojos, tan hambrientos, tan desnudos, tan esenciales en recordarnos a nosotros mismos sobre el otro lado de los prismas vertiginosos y afilados.
Ellos son solo espejismos desterrados, solo sed y hambre, burbujas de aire inexistentes, transparencias recolocadas en el olvido, los esclavos a un tiempo equivocado.
Nadie, nadie les consulto la vocación o los gustos, no han copado derramados en esta virtud de suerte que se reparte inexacta tantas veces en quienes menos la merecen.
No, nadie les instruyo en nada, son sombras anónimas oscurecidas, y por no corresponderles no gastan ni los nombres cuando no les fueron asignados. Ellos existen lo que ocupan, los ojos, los huesos, la elástica piel ahora pellejo caído al suelo. Y los dientes se han fugado de las encías dejando huérfanas las lenguas, las palabras, las expresiones, los paladares, los gestos enteros.
De viento y polvo están hechas las volcánicas sonrisas de los rojos secuestrados labios hinchados de sangre y lodo recogido en los barrizales sobre el bazar de Choor.
Me gusta la hegemonía que se absorbe en los contornos que delimitan el barrio mochilero de Colaba adscrito al distrito en la entrada a la bahía frente a la misma puerta de la India ataviada en la magnificencia del hotel más lujoso y descarado que he conocido, tan coqueto y presumido, tan cónico y enmarcado en su frac con pajarita negra como vestido de gala sobre la humedad creciente de la madrugada donde se sudan las lagrimas y la tinta si los piensas y les dejas arrinconarse en los andenes de tu memoria, y ya instalados nunca se te escapan estos Dobi Gats en los que nos lavan las almas de las recias costumbres occidentales ahora nuestros queridos indigentes en la tierra de los sin nada de mas allá de los Slums.
Y como ocultar el fulgor patriarcal que se me desprende hacia ellos al verles reaparecer nuevos sobre Colaba, imperiosos como insurgentes, enraizados a las caderas, a las escasas hebras de los furtivos y alineados negruzcos dientes especializados en ajustarse a los horarios y a los imprevistos que mondan nuestras decisiones más extravagantes.
Es hoy que vuelve el sentido común a la cadena perpetua donde se nos ablanda el demonio que nos juzga los actos tanto que nos los amordaza al bozal de unas exigencias de obligado cumplimiento que no seducen ni ensenan ninguna virtud como un ejemplo al que acogernos para obsequiarnos en la digna conciencia extraviada en una extrapolada lealtad hacia la dignidad que nos encauza tan severa a un camino de honestas intenciones hasta restaurar y rescatar los consagrados juramentos para después emular y desaparecer en los atletas más desconcertantes y descomunales que he conocido, en los parias y en mis otros amigos, a los que no se han podido quedar a ser despedidos en los mas que debidos respetos con honores sobre coronas y un puñado de versos. Sea pues que valga de algo esta sencilla y torpe prosa cuando no puedo alcanzaros en las odas y en sus rítmicas y cantarinas estrofas que os acompañarían hasta el reino de los aturquesados cielos sobre la próxima reencarnación donde habremos de reunirnos a celebrar un último sueño oculto tras un mensaje de cristal como un deseo, os deseo volver a amar desesperadamente en las únicas trincheras en las que me quedare siempre, en vuestro dolor, en vuestro apego a la vida, y en el nuevo significado como un estandarte restablecido, nadie puede ser vencido en la injustificada fuerza de la guerra impune de una violencia inquisitiva ahora impuesta a los hombres sobre las familias, sea pues que los hombres de mala fe sean quienes resuelvan sus disputas sobre ellos mismos aun más distantes y alejados de las religiones y sus contiendas personales entre anhelos de grandeza y ambiciones paganas.
Dejemos en paz a las familias del mundo comenzando por las de la India en la notable y agradecida ciudad de Bombay por entre sus más representativos ciudadanos como tanto los he conocido desde la Isla Elefanta hasta en el mismo corazón de Colaba y por entre los suburbios en los que no entrarían ni los ladrones más valientes.
Dejemos seguir creciendo en sana libertad a la democracia más extensa y vasta que hoy podemos conocer como una imperiosa realidad que supo hallar su justo lugar junto a Gandhi, a Nerhu, en Indira, en tantos otros colosos….
No se gana el respeto ni la independencia sumando violencia. No son los actos atravesados de sangre los recordados, son los nombres y las intenciones las que se quedan en la memoria de un país fuera de las armas. Se han quedado huérfanas las hojas y los huertos después de arar los campos vestidos de hortalizas, ya fueron extinguidas las espoletas de aquellas horrendas amputaciones clandestinas bajo la sospecha de los anónimos violentadores de la paz mientras se apresuraban en apilar mentalmente las suculentas ganancias elegidas de ante mano tan calculadas a conciencia por los perros de sus guerras.
Y yo os digo desde aquí un pensamiento al que evoco salvaje y furtivo.
Ya estáis condenados al destierro más despiadado en la soledad más abundante. Ya no seguiréis ni en el mundo de los muertos, no habrá descanso, no habrá ni quien os otorgue el asilo en la patria de la humanidad, hasta en el inframundo más solemne seréis rechazados. No, no seréis recordados ni por los poetas, y aun menos por vuestros maestros instructores sesgadores de las suculentas vidas ahora errantes en la cola de los cometas a los que vemos pasar en los días que ondean y saludan a la llegada de las primeras nieves sobre un desfiladero que nos arria hasta el techo del mundo en Lasha sobre la espiritualidad del Tibet a lomos del Yeti por la Himalaya más profunda y laberíntica como la nueva tierra prometida a la que seréis enviados para volver a renacer en todos los seres sobre los cuerpos más transparentes donde por designio natural engendrareis a los mejores elementos que han de contener a las próximas razas encarnadas en vuestros vastos e incalculables hijos, a los mas legítimos a quienes ofreceré mi lealtad, la única que he conocido, la de la palabra y el cumplimiento, la única que necesito, aquella que usan mis maestros autores que son los que me han formado en esta estalactita de la palabra escrita precedida como hablada por entre sus eruditas bocas y sus amplios ojos que todo lo ven.
Yo tengo tanto por agradecer a las incunables nobles mujeres y hombres de bien, a cada una y por cada uno con quien me he cruzado en la más hermosa telaraña humana que se extiende sobre un Bombay tan carismático y entrañable como para dejarlo dormido en este sentimiento que me ha nacido bajo los pies en vuestra propia tierra al descubriros tal y como sois, gentes de bien y de paz.
A unos dirigentes que no quieren ver les digo.
Acaso ya no recordáis la herencia que desde nuestro viejo continente desatasteis en un Asia concreta señalando a la India y a tajo parejo también os dejasteis caer en una África destronando gobiernos como en una simple partida en un juego de damas haciendo tratos con dictadores asentados bajo los pozos del oro más negro y los diamantinos recursos naturales tan necesarios para ver el despertar en cada día de una Europa eufórica por crecer en autoconsumo, pues no, yo no quiero un continente con estos rasgos, quiero dignidad social y recuperar la esencia del ser humano más humilde y cabal como le hube de descubrir en la misma India de un Asia penetrante.
Sea que aquí os dejo un recordatorio en este manifiesto para que nunca olvidéis quienes deberíamos ser cuando otros son un ejemplo a seguir.
Y en este atrevimiento de querer haceros llegar nuestra voz alzada os convido a mirar una a una todas las rubricas dejadas por quienes me han querido acompañar en esta iniciativa virtual en dos propósitos aderezados a una sola carta con dos destinatarios en un cometido.
Uno para vosotros los políticos que tenéis el poder de decidir nuestro futuro, y en última instancia, solidarizarnos con la barbarie cometida contra un pueblo cuando nadie está a salvo de ser asaltado del mismo modo.
No podemos quedarnos mudos sin hacer nada.
Será hermoso saber que todo aquel que piense de esta forma podría firmar este manifiesto acudiendo al formulario para hacerles llegar a los políticos con sede física en nuestros parlamentos una misiva rubricada por nuestra parte con la negativa explicita de no querer seguir caminando por este sendero abierto a un abismo incierto. También se habrá de mandar una segunda carta virtual al ayuntamiento de la cuidad de Bombay y una tercera al parlamento Indio con sede en Nueva Delhi adhiriéndonos a su condolencia por los atentados perpetrados contra sus conciudadanos.
Dirección virtual donde podrás firmar el manifiesto nº1. Adhesión de condolencia contra los atentados de Bombay. No se os olvidara jamás.
http://plataformaautoresnoveles.blogspot.com/
Dirección virtual donde podrás firmar el manifiesto nº2. Adhesión a una contra reforma de un ciudadano de a pie. Una rúbrica como el mejor testimonio expresado en nuestra voz hasta el parlamento.
http://enazulesconverdes.blogspot.com/
Dirección virtual donde podrás leer las 10286 enmiendas de una misiva que contienen los 26 folios que componen esta primera contra reforma al completo.
http://rafa-r-diaz.blogspot.com/
Nunca es tarde para opinar cuando expresar es comenzar a actuar, yo desde luego no me quiero quedar sentado en las gradas sin hacer nada ¿Me ayudas a despertarnos de este letargo que ha durado demasiado tiempo?
Un si significara ir a firmar cualquiera de los manifiestos.
Un no llevara implícito no seguir leyendo para guardar junto a tu silencio un tiempo demasiado valioso que otros sabrán usar por ti en su beneficio propio.
Rafael de Iñaki. RdI.