Os encontré en Miwa Kamasaki.
El dolor que nos provoco un Japón Herido.
Por Miwa y para los suyos cuando no tuve el valor ni la fuerza ante la terrible hecatombe donde me sentí tan insignificante entre tanto dolor, y aun mas en el latir constante de esa ansia interior que destierra las fronteras y nos convoca hasta los otros. Es en este instante creciente donde el corazón os quiere ir a conocer atrás en el tiempo para enamorarse de todos vosotros en un país donde primero nace el sol cuando despunta desde una cultura tan antigua, cautivadora y evocadora en los bordes celestes más místicos.
Es ahora recién llegado hasta mi afortunada y verdosa tierra azulada donde las palabras ya han encontrado un lugar más exacto al calor de Miwa Kamasaki sobre la que he visto a todo un pueblo bajo sus pupilas y sus trazos envidiables de sus manos como una extensión volcada hacia nosotros, como una prolongación en el hacer común que nos une al arte en esta alegría centrifuga que nos eriza la piel, y como en un edicto os manifiesto mi más profundo sentir haciendo mío vuestra perdida, y no se queda la perdida solo en la virtud del espíritu partido en dos mitades, son a veces las mitades como presidios para las almas porque el consuelo no llega.
Tal vez mi mayor defecto sea esta suma de afecto como siempre derrochando tiernos esfuerzos en pequeños mensajes apretaditos en las botellas de transparencias, pero me hace tan feliz verlas flotar cerca de los diques navegando al compas de los veleros por entre las corrientes y los vientos del levante asiático.
Os admiro el coraje y me roe y me carcome la envida que os tengo, sois tan fuertes, tanto como los hermanos más mayores que nos protegen y nos ayudan a pasar en la vida. Se suceden, se aploman las lagrimas, no quedan rincones por registrar, se arrojan las madres a los brazos de los nietos, no es posible huir en la constante de tan amargo dolor, no, no se lo podrían guardar para sí ni las madres de las madres de la plaza uno de mayo, no, no es posible ocultarse en nada ni en nadie, aquí solo cabe vaciar el alma tan herida en la triste muerte por quienes no se han podido quedar.
Así sois de fuertes, y así os celebro. Os quiero tanto en la quietud de vuestro patrimonio más sagrado recogido en las manos de un imperio de un sol naciente abarcando los patios y los jardines más exquisitos como templos abiertos al mundo a ras de suelo, agua y cemento.
Se os necesita tanto a los guardianes del coraje en los mensajes de lanzas de punta de una Varanasi interior en la que os he conocido de viva voz en nuestra pequeña Juan salvador gaviota de oriente.
A Miwa Kamasaki.
A un pueblo ahora quebrado que siempre se levanta en el sonido de la más hermosa caligrafía que he conocido. A su titánico coraje que desde los tiempos más memorables nos han trasmitido desde sus maestros guerreros el esencial ejemplo de lo que significa el honor, el empeño, la disciplina y la honradez para con todos comenzando por ellos mismos desde la increíble humildad de unos seres tan capacitados y tan adelantados a su época. Me enorgullece encontrar sobre el pasado para el presente a visionarios de vuestra talla.
Para mi sois como héroes, como puro aliento en estratos de esperanza.
Iñaki Rd
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